13 de mayo de 2010

Presentación del libro Revolución. Mayo 1810, de Vicente Massot, publicado por Editorial El Ateneo. Comentarios a cargo de Juan Luis Gallardo, Emilio Ocampo y Alejandro Horowicz

Por Lucía Fernández Núñez

"Una nación definida por sus raíces aborígenes o un país europeo plantado en medio de América del Sur; un país católico o devoto de la difunta correa; que responde al ritmo alegre del chamamé o a la melancolía del tango; al clima tropical de misiones o a la rudeza del patagónico. ¿Cuáles son los arquetipos que representan mejor al país? Pueyrredón, defensor de Buenos Aires durante las invasiones inglesas o Saturnino Rodríguez Peña, agente británico, San Martín o Rivadavia, Lavalle o Dorrego, Rosas o Florencio Varela, Quiroga o Sarmiento. ¿Qué es lo que nos identifica como argentinos?". Esas fueron las preguntas de Juan Luis Gallardo, primer comentarista en la presentación del libro Revolución. Mayo 1810, de Vicente Massot.

"Argentina es un país ambiguo donde abundan los medios tonos, las invasiones indefinidas, y un cierto desapego elegante y escéptico. No debe hablarse del ser nacional, sino del deber ser nacional, ya que es responsabilidad de los argentinos forjarlo y definirlo constituyendo una esforzada empresa que debe llevarse a cabo no sólo en las grandes encrucijadas de la historia sino en la rutina de todos los días". Éste es el punto que Juan Luis Gallardo destacó de la obra de Massot al decir: "El autor nos informa que las contradicciones y ambigüedades que caracterizan a la Argentina se remontan a los primeros momentos de su existencia como país con relativa autonomía".

El escritor subrayó también que "no sólo se aparta Massot de la historia que llamamos oficial, sino también de la ortodoxia revisionista". Por último, distinguió los aportes "despojados de posiciones ideológicas para dejar lugar a cada uno a formar su opinión sobre los hechos" y que "aunque suene como lugar común, el libro debe ser considerado fuente de consulta para el estudio de la génesis de la revolución".

Alejandro Horowicz, el ensayista a cargo de la segunda opinión de la obra presentada, comenzó resaltando la facilidad de abordar un asunto con el mismo enfoque que los demás, antes que incurrir en el riesgo de hacerlo de manera distinta. "Massot está dispuesto a correr ese riesgo", señaló. Horowicz afirmó que se trata de "un libro vivo, que se ocupa de lo que la sociedad argentina no se ocupa. Pone el dedo en una gran ausencia: nos recuerda que aquí hay un proyecto a desarrollar y construir que no ha sido ni construido, ni del todo pensado".

Emilio Campo, último comentarista, afirmó que "ni su prosa clara y elegante ni la amplia bibliografía en la que se basa son tan importantes como el coraje intelectual de Vicente para confrontar lo que es la historia oficial". Aportando su visión a la cuestión de qué se celebra el 25 de mayo afirmó: "Mayo es un mes importante para los argentinos. El 25 de mayo fue el inicio de un proceso que mal o bien nos dio la libertad exterior o independencia".

Por último, el autor del libro, Vicente Massot, agradeció a los comentaristas y resaltó que no es fácil "encontrar a tres personas que conozcan el tema, que disientan de algunas cosas conmigo, y que entre sí tengan visiones muy distintas".

Precisamente, en cuanto a su obra, afirmó que "fue escrito en consonancia con el Bicentenario. Uno se pregunta qué vamos a conmemorar: la cuestión de la nacionalidad o la realidad de la nación. Pero tenemos que recordar que 'la Argentina' o 'los argentinos' no existían como tales en la Revolución de Mayo. (…) Lo que en realidad vamos a celebrar es el mito de los orígenes. Y debemos mirar atrás y darnos cuenta de que más allá de nuestras derrotas también computamos triunfos".

Para finalizar, señaló que hay dos formas de mirar el pasado. La primera es "desandar la historia para tratar de recuperar lo mejor. La otra es so pretexto de recrear una memoria histórica, prolongar las disputas que tuvieron algún sentido en aquellos años y que hoy son una visión suicida si las reeditamos".