28 de mayo y 18 de junio de 2015

Continuación del Ciclo de Conferencias "¿Cómo impacta en su vida el cambio cultural?" para interpretar el rol de la cultura en nuestro país y su lugar en el mundo en el siglo XXI, organizado por el Comité de Cultura

Por Agustina Sforza

¿Qué nos pasa? ¿Por qué nos pasa? (Sesión I)

La conferencia fue abierta por Marcos Aguinis quien optó por centrar su exposición en el debate suscitado en torno al subtítulo de Facundo: "Civilización y Barbarie". En primer lugar, desmanteló la idea de alternancia entre un estado y otro, sosteniendo que vivimos simultáneamente la civilización y la barbarie, cada una en distintas dosis según el momento.

A modo de retrospectiva histórica, Aguinis hizo referencia a los pasos hacia la civilización que fue experimentando el país. En una primera instancia y de la mano de la Revolución de 1810, se produjo un estallido civilizatorio con la llegada de ideas novedosas provenientes de Europa. Este primer paso chocó con la barbarie, generando luchas intestinas que llevaron a su fin a este proyecto político. La Constitución de 1853 constituyó otro avance, el cual tampoco fue fácil puesto que se vio inmerso en un período de conflictos e inestabilidad a raíz de la secesión de Buenos Aires.

Recién con la Generación del 80 la Argentina avanzó en forma decidida por el camino de la civilización y el proceso genuino, sobre la articulación de dos políticas de Estado claves: la política educativa impulsada por Sarmiento y la política de inmigración planteada por Alberdi. Esas dos políticas llevaron a que nuestro país pasara de ser un territorio desierto, marginal en el planeta, con una población en su mayoría compuesta por analfabetos, a convertirse en la séptima u octava potencia mundial en lo económico y un país ejemplar en materia educativa y cultural.

La política educativa impulsada por Sarmiento y la política de inmigración planteada por Alberdi llevaron a nuestro país a convertirse en la séptima u octava potencia mundial en lo económico y un país ejemplar en materia educativa y cultural

Aguinis

Aguinis aludió al trabajo, esfuerzo, ahorro y decencia, como los cuatro pilares de la civilización. Actualmente, existen cuatro pilares propios de la barbarie. El trabajo ha sido reemplazado por el aparato de subsidios, el esfuerzo por el facilismo, el ahorro por la obsesión del consumo y la decencia ha quedado opacada por la corrupción.

Esta situación supone un problema grave, puesto que corregir la decadencia cultural y moral es difícil. Aguinis aseveró que la Argentina carece de pensamiento estratégico y en vez de aspirar a grandes reformas que permitan recuperar las características de otros tiempos, se prioriza el corto plazo. Asimismo, destacó que es necesario salir de esta decadencia colectiva y restablecer nuestras prioridades como sociedad.

En segundo lugar tomó la palabra Julio Bárbaro, quien centró su exposición en un análisis de la situación actual de nuestro país.

Además de la falta de participación de la sociedad en la política y la crisis de los partidos políticos, existe una escasa estructura defensiva de la democracia. Bárbaro comparó la relación actual de los ciudadanos y la democracia con un caso hipotético en el cual a los empresarios no les interesara el capitalismo. Esto supone un problema grave, ya que la existencia de una democracia sólida exige involucrarse y confrontar todo aquello que menoscabe los derechos y libertades individuales.

La falta de este compromiso es, en parte, consecuencia de que la dirigencia política tiene poco para ofrecer a la ciudadanía, no ofrece pasión. Para concluir, el expositor sostuvo que, si bien nos encontramos en el final de un ciclo, nada va a suceder si no se deja de lado el individualismo. No basta con el involucramiento de unos pocos; es necesario el compromiso de la sociedad en su conjunto y que la política nos enamore.

Por último, el encargado de cerrar la sesión fue Fernando Iglesias, quien delineó cinco posibles tesis explicativas de lo que nos pasa actualmente. La primera de ellas sostiene que no vivimos en democracia, sino en un régimen intermedio en el que conviven características democráticas –elección de autoridades por sufragio universal– con rasgos propios de una dictadura –ausencia de justicia independiente y de división de poderes, confiscación del Estado por parte del gobierno, etc.–. El elemento central en este tipo de regímenes es el sistema de partido único, que viene aparejado de la idea de que "sólo el peronismo puede gobernar".

La segunda tesis se centra en la ausencia del imperio de la ley. En un país sin Estado de Derecho, la sociedad se transforma en caos constante, donde todo vale. Dicho contexto alimenta la idea de que es necesaria y, de hecho, vital la llegada de un líder capaz de manejar la situación; sólo a partir de la concentración del poder en una personalidad fuerte se podrá salir de la anarquía.

En tercer lugar, Iglesias aludió a la destrucción institucional que viene aquejando a nuestro país desde 1930. Dicho proceso suscitó, a su vez, la aparición de una nueva forma de institucionalidad, centrada "en la mafia, la caja y la patota, instituciones netamente populistas".

La cuarta tesis refiere al proceso de lumpenización general, a raíz de la tergiversación de los pilares fundamentales de la civilización. Actualmente, existe una transferencia masiva y sistemática de recursos propios de los sectores más productivos y competitivos a los de menor rendimiento. En otras palabras, los recursos de los sectores productivos pasan al Estado, que los aspira a manos de una clase política improductiva. Esto claramente implica la ausencia de un Estado propiamente dicho. El gobierno representa sus propios intereses y los recursos están al servicio de las tres instituciones populistas. Como consecuencia de este proceso, se impone el modelo cultural "de la Barra Brava", entendiendo por ello un modelo que supone el mal comportamiento que no sólo se reserva a las clases sociales más bajas.

Para finalizar, Iglesias esbozó la quinta tesis, que sostiene que el esquema político de la Argentina es el de "la mujer golpeada y el marido golpeador", en el cual las reacciones que se experimentan son propias de este tipo de relación psicopática. La mujer viene a representar a la sociedad, mientras que, en su momento, el rol del marido era desempeñado por los militares y, actualmente, por el peronismo. Por su parte, la oposición ocupa el lugar de la madre o amiga que aconseja mal a la mujer.

Marcos AguinisEscritor. En 1983 fue Subsecretario y luego Secretario de Cultura de la Nación. Ha dictado centenares de conferencias y cursos en instituciones educativas, artísticas, científicas y políticas en Alemania, España, Estados Unidos, Francia, Israel, Rusia, Italia y casi todos los países latinoamericanos. Ha publicado diez novelas, catorce libros de ensayos, cuatro libros de cuentos y dos biografías. Ha recibido decenas de distinciones y premios, entre los que se destaca en 1995 el Gran Premio de Honor conferido por la Sociedad Argentina de Escritores por la totalidad de su obra

Julio BárbaroEstudió Ciencia Política y Agronomía. Fue diputado nacional (1973-1983), Secretario de Cultura de la Nación (1989-1991) y Director del Comité Federal de Radiodifusión (2003-2008). Actualmente es miembro de la cátedra Comunicación Social en la UCES

Fernando IglesiasPolítico, escritor y periodista. Ex diputado de la Nación. Es columnista para La Nación, Clarín, Editorial Perfil y Revista Veintitrés, y también es corresponsal en Buenos Aires para medios europeos. Trabajó como profesor en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, en el Doctorado de Sociología de la Universidad de Belgrano, en el Instituto Hannah Arendt y en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora. Miembro fundador y ex vicepresidente de la Asociación Civil Democracia Global y es Presidente del Consejo del World Federalist Movement

¿Qué nos pasa? ¿Por qué nos pasa? (Sesión II)

La segunda parte de la sesión "¿Qué nos pasa? ¿Por qué nos pasa?" comenzó con las palabras de Graciela Fernández Meijide, quien centró su exposición en una retrospectiva histórica de los conflictos y enfrentamientos que se fueron sucediendo a lo largo de los años en la Argentina y que instalaron la confrontación y la violencia como modo de acción política.

En un principio, el escenario político estuvo dominado por los federales y unitarios. Seguidamente, la tensión existente entre peronismo y antiperonismo desembocó en el golpe de Estado de 1976 que tuvo un fuerte impacto sobre la sociedad, erosionando las instituciones y deteriorando la economía.

Con la vuelta a la democracia comenzaron a proliferar los intentos por recomponer dicha situación, aunque no alcanzaron el éxito propiamente dicho. En 2001, lo que comenzó siendo una crisis económica, derivó en problemas de carácter político, que llevaron a la sociedad al borde de la ruptura.

Fernández Meijide sostuvo que tanto el quiebre democrático de 1976 como la crisis de 2001 no han sido metabolizados aún por la sociedad y que la llegada del kirchnerismo no ha hecho otra cosa que enfatizar el deterioro de la sociedad argentina. La instalación de la lógica amigo-enemigo, así como el empleo de diversas herramientas netamente populistas tendientes a la concentración del poder obstaculizan el camino hacia la reconstrucción del Estado, debilitándolo cada vez más. Si bien la sociedad ha reaccionado ante hechos o medidas que consideró perjudiciales para el país, como sucedió ante el conflicto con el campo y la muerte del fiscal Nisman, la movilización popular no tiene la fuerza suficiente como para impulsar el cambio.

De esta manera y ante dicho panorama, Fernández Meijide enfatizó la urgente y vital necesidad de que el próximo gobierno asuma la reconstrucción del Estado. Asimismo, sostuvo que por reconstrucción no debe entenderse la mera reparación de las Instituciones, sino también la creación de un espacio para la reconciliación de la sociedad misma. Finalizó su exposición señalando que sólo se podrá salir adelante con una sociedad capaz de pensar en un futuro.

La base de cualquier reconciliación es un proyecto común y una Justicia igual para todos

Fernández Meijide

A continuación tomó la palabra Norma Morandini, quien articuló su exposición en torno a tres ideas clave: cultura democrática, cultura de poder y derechos humanos.

Con respecto a la cultura democrática, Morandini destacó la debilidad de la misma, puesto que no todos entienden lo mismo por "democracia". El peronismo posee una concepción estrictamente electoral y reduce la democracia al acto de votar. De este modo, sólo basta con que haya continuidad electoral para contar con plena vigencia democrática.

Asimismo explicó que esta concepción se encuentra íntimamente vinculada con la cultura de poder reinante hoy día en la Argentina. Existe una visión completamente pragmática de la política, en la que lo único que cuenta es obtener el poder y mantenerlo.

Seguidamente, Morandini sostuvo que el hecho de reducir la política a una competencia por el poder repercute, a su vez, en el tratamiento que se da a los derechos humanos, particularmente en lo que atañe a la libertad de expresión. El kirchnerismo ve al "otro" como un rival que busca quitarle el poder, lo que lo convierte en el "enemigo" que pone en jaque el statu quo vigente. De esta manera, el oficialismo opta por descalificar a la oposición, desmantelando toda posibilidad de diálogo y suscitando así, el surgimiento de una "brecha". Morandini hizo especial hincapié en esta idea y en la gravedad que supone ya que, en un intento por hacer desaparecer todo aquello que molesta, se termina negando la política misma.

Ahora bien, siguiendo esta línea de razonamiento, Morandini remarcó que la única forma viable de revertir dicha situación es trabajando sobre la cultura. Hasta la crisis del 2001, el debate estaba centrado en torno a lo económico. Al estallar la crisis, la política pasó a ser el foco de atención sobre el que había que trabajar. Hoy en día, el problema no es la política, sino la cultura; debemos trabajar sobre qué debe entenderse por política y por democracia. Tal como sostuvo Morandini, "es tal la simulación de que vivimos en democracia, que fingimos que creemos que vivimos en una democracia".

La palabra ha pasado a ser el arma para silenciar al otro

Morandini

Por último, tuvo lugar la exposición de Alejandro Katz, quien se mostró en disenso con el título de la sesión. Expresó que el "qué nos pasa" nos supone bajo dos dimensiones equívocas: por un lado, nos presenta como sujetos pasivos, a quienes las cosas les suceden; por el otro, supone un "nosotros", poniéndonos a todos en un mismo lugar. Ante estos equívocos, Katz propuso dos alternativas.

En primer lugar, desmanteló la idea de que hay una esencia de la argentinidad. Lo que sí existe es la cultura, es decir, el modo en que una población hace las cosas y se diferencia de otra. El modo de actuar en el espacio público, donde se identifican las distintas posturas y se buscan modos de llegar a un acuerdo a través del diálogo da lugar a lo que conocemos como política. Ahora bien, según Katz, uno de los rasgos principales de la cultura política argentina consiste en haber desplazado el conflicto de escena, desconociendo toda pretensión ajena y tendiendo, por ende, a la homogeneidad. Nuestra política debería incorporar el reconocimiento de la diferencia y del conflicto y generar así un escenario proclive al diálogo.

Katz destacó que, si bien la escena política actual parece marcada por el disenso y la confrontación, en realidad éstos no son de carácter político. Desde el momento en que se niega la existencia del "otro" la política queda totalmente excluida. Sin política, tampoco se puede hablar de un "nosotros". El diálogo político no sólo ya no es viable en el ámbito público, sino que incluso resulta imposible en el ámbito privado.

Tenemos una democracia débil, a la que le exigimos muy poco porque no queremos ser exigidos por ella

Katz

Ahora bien, si no hay una política ni un nosotros, ¿qué hay en la Argentina? Para responder a esta pregunta, Katz enfatizó el vaciamiento de lo colectivo que afecta al país; los miembros de la sociedad no poseen razones compartidas para hacer cosas en forma conjunta.

Asimismo, diagnosticó un error en la concepción de democracia, que se ha convertido en el mero ejercicio del voto, lo cual se traduce en una democracia sumamente débil. Esto conlleva al debilitamiento de la vida en común, lo que termina desmantelando, a su vez, la existencia de un "nosotros".

Katz destacó que, si bien todos somos responsables de nuestros actos, los grados de responsabilidad varían según el impacto de los actos sobre la sociedad. El problema de la Argentina radica en que diluimos nuestras responsabilidades entre todos y no somos lo suficientemente exigentes con quienes tienen una responsabilidad mayor.

A modo de conclusión, Katz utilizó la idea de moneda buena y moneda falsa para ilustrar la urgente necesidad de revertir este panorama. Dado que los grupos humanos aprenden a pagar con lo que reciben, es imprescindible crear consenso a favor de la moneda buena. Tal como dijera el expositor, "cuando se maneja moneda falsa, no sólo nos empobrecemos, sino que estamos debilitando nuestro futuro común".

Graciela Fernández MeijideParticipó y condujo campañas a favor de las familias de desaparecidos con la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y fue la Secretaria de Recepción de Denuncias para la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Ingresó en la actividad política con el Frente Grande. Presidió el bloque del FrePaSo en la Cámara de Diputados y fue Senadora Nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Posteriormente fue candidata a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Fue Ministro de Desarrollo Social de la Nación. Forma parte del Club Político Argentino (CPA). Luego de retirarse de la actividad partidaria, se ha dedicado a escribir varios libros

Norma MorandiniFue corresponsal de la revista española Cambio 16 y del diario brasileño O Globo y fundó la revista Mujeres & Compañía. Desde 1992 ha conducido varios programas de televisión, incluso Temas & Debates y Paradojas. La mayoría de sus publicaciones refieren a la libertad y al poder en la democracia. Entre 2005 y 2009 fue Diputada Nacional, y en la actualidad es Senadora Nacional por la Provincia de Córdoba. Recibió la Pluma de Honor otorgada por la Academia Nacional de Periodistas en 2011. Ha participado del debate público como intelectual y periodista. Publicó los libros "Catamarca", "La Gran Pantalla", "Algún cordobés" y "De la culpa al perdón", una reflexión profunda sobre la relación con nuestro pasado. Prepara en la actualidad un libro sobre su experiencia como legisladora

Alejandro KatzEditor y ensayista. Estudió Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México y realizó cursos de postgrado en Administración en la Universidad Di Tella en Buenos Aires. Fue durante más de quince años director del Fondo de Cultura Económica en Argentina, y editor general de ensayo de dicha casa editorial. En 2004 fundó, y desde entonces dirige, Katz Editores. Es profesor en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Tres de Febrero. Fue Consejero de la Cámara Argentina de Libro y miembro del Comité Ejecutivo del Congreso de la Unión Internacional de Editores en el año 2000. Ha sido por más de diez años consultor de la Feria del Libro de Guadalajara, México. Ha brindado conferencias y participado en congresos sobre la cultura escrita, la edición y las industrias culturales en numerosos países de América y en España. Participa frecuentemente en foros y encuentros sobre la actualidad política de nuestro país. Es columnista habitual del diario La Nación. Sus últimos libros son "La Argentina que duele. Historia, política, sociedad", con Luis Alberto Romero; y "El simulacro"