22 de agosto de 2018

Continuación del ciclo de conferencias "Los cambios culturales en la Argentina y el mundo", organizado por el Comité de Cultura del CARI, con el auspicio de la UNESCO y la Fundación Ortega y Gasset

Por Julia Perez Maldonado

La idea de todos juntos unidos atrás de un mismo objetivo es para ‘tomar con pinzas’. Y despierta mi primera sospecha, que es: ¿no será esto lo que nos separa?

Fernando Iglesias

El primer expositor fue el Diputado Nacional Fernando Iglesias quien comenzó su presentación destacando la necesidad de alejarse de dos lugares comunes: por un lado, la creencia de que a los ciudadanos argentinos los separan diferentes proyectos de país y, por el otro, la afirmación de que la unión es de por sí algo positivo. Procedió a argumentar contra esos dos puntos y expresó que el ideal de unanimidad, que supone la existencia de un proyecto común de país, es una idea muy arraigada en los argentinos. Esta suposición, explicó Iglesias, conduce a la sociedad a considerar a todo aquél que está en contra de ese proyecto común, como el enemigo de la patria.

En este sentido, afirmó que esta idea de unanimidad es fundamentalmente la que nos separa, ya que lo que une a los ciudadanos es exactamente lo contrario. Esto implica que una sociedad unificada es aquella en la cual los individuos conviven democráticamente a pesar de la ausencia de unanimidad, del pluralismo y de la existencia de diferentes proyectos de país. Para lograrlo, agregó Iglesias, es necesario que se respeten las reglas que regulan la forma de dirimir esos disensos, esto es, la Constitución Nacional.

El Diputado concluyó afirmando que, en un país como la Argentina, cuya sociedad es compleja y posee diferentes componentes étnicos y culturales, la unanimidad no funciona. Recalcó, entonces, que el foco de unidad debe estar puesto en la República como un elemento que permita dirimir las diferencias sin necesidad de considerar al otro como un enemigo.

La segunda expositora en tomar la palabra fue la Doctora Diana Cohen Agrest, quien destacó, en primer lugar, el negocio que existe entre la sociedad civil y dirigencia política, entendiendo por ésta última a los tres poderes del Estado. Haciendo hincapié en el derecho de las víctimas, la oradora expresó que aquellos individuos que sufren violencia institucional reciben mayores beneficios que las víctimas de violencia callejera, que han sido invisibilizadas a lo largo del tiempo. Este silencio cómplice de muchos es lo que, para Cohen Agrest, ha alentado una lucha de pobres contra pobres.

Ha llegado la hora de abandonar la era de los derechos para comenzar la era de las obligaciones, y entre ellas está la de compensar a quien a sufrido una perdida. Porque esta persona está sola, está abandonada por el Estado

Diana Cohen Agrest

A su vez, hizo mención del llamado "deber de objetividad" que supone un instrumento para que el victimario, además de contar con el respaldo de un abogado defensor de oficio, también cuente con el apoyo del fiscal. De esta forma, cuando se intenta poner a los dos actores sociales en la famosa balanza de la supuesta justicia, nos encontramos que de un lado está la persona viva reclamando sus garantías constitucionales, mientras que del otro lado hay una familia destrozada, explicó la Doctora.

Por último, a modo de conclusión, subrayó la necesidad de una transformación del derecho penal para que éste se ajuste a la realidad.

El tercer y último orador fue Vicente Palermo quien comenzó su análisis remitiendo a una mirada histórica que encuentra tradiciones argentinas de larga data. Estas tradiciones democráticas nativas son de carácter heterogéneo, en tanto acuñan la coexistencia de dos almas. ¿Es una ventaja o una desventaja la heterogeneidad en este campo? Se preguntó el orador, a lo cual encontró, por un lado, una mayor dificultad a la hora de convivir políticamente, incluso peor es la esfera social y, por otro, una diversidad que logra enriquecer a ambos componentes.

Estas almas a las que refirió son el alma democrática liberal y el alma democrática populista. La primera se vale de la pluralidad de actores y el gobierno de la ley, así como de un control del poder y la búsqueda de su limitación, valiéndose de un carácter institucionalista. La segunda, en cambio, lo hace de la voluntad política de la mayoría, del poder por encima de la ley y de una orientación a la voluntad colectiva en materia de derechos.

Desde su nacimiento a principios del siglo pasado, ambas intentaron destruirse una a la otra y es muy raro encontrar momentos históricos que gocen de una aproximación entre las mismas, como lo fue el abrazo Peron-Balbin en 1972. Cercano a esta idea, Alfonsín buscó conciliarlas pero no desde una aproximación sino en un intento de mostrarse a sí mismo como una síntesis de ellas. Este ciclo de clivajes, dijo Palermo, llegó a su fin para dar lugar a un ciclo democrático liberal de largo alcance.

La Argentina necesita más capitalismo, no menos. Pero también necesita capacidad política para gestionarlo

Vicente Palermo

Sumándosele a la diferenciación primera, el orador sumó una nueva línea de separación complementaria que remite a las posiciones tomadas por las almas en lo que respecta al capitalismo y su relación con la democracia. El alma populista considera al capitalismo como un mal del que hay que aprovecharse pero no descuidar demasiado y, por otro lado, el alma liberal se posiciona de una manera muy diferente, pero a diferencia de la anterior se encuentra con el viento en contra de una cultura política argentina que suele verse disconforme con los preceptos capitalistas. En lo que refiere a esta cuestión, el autor señaló la necesidad argentina de aumentar la presencia capitalista, no de disminuirla, y de contar con actores que sean capaces de manejarla.

Por último, Palermo describió lo que él considera un serio problema en la Argentina: el hecho de poder identificarnos a nosotros mismos e identificar al otro y de tener la capacidad de categorizarnos de manera correcta en quienes somos nosotros y quienes son ellos.

Diana Cohen AgrestDoctora en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, magíster en Bioética por la Monash University, Australia. Docente e investigadora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, investigadora externa de la UNAM. Publicó más de doscientos trabajos en medios nacionales, lo que le valió en 2009 el Premio UBA a la Divulgación de contenidos educativos. Ha recibido además el Premio Konex de Platino en Ética. Es Presidenta de la Asociación Civil Usina de Justicia. Autora de nueve libros

Vicente PalermoDoctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid. Investigador Principal del Conicet. Miembro del Club Político Argentino. Entre sus publicaciones recientes cuentan: La alegría y la pasión. Relatos brasileños y argentinos en perspectiva comparada, editorial Katz, 2015, Buenos Aires

Fernando IglesiasEscritor, periodista y Diputado Nacional. Escribe en La Nación, Clarín, Editorial Perfil; corresponsal de medios europeos. Fue profesor en la UCES, en el Doctorado de Sociología de la Universidad de Belgrano, en el Instituto Hannah Arendt y en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora. Miembro fundador de la Asociación Civil Democracia Global y preside el Consejo del World Federalist Movement

Pablo MendelevichPeriodista y docente. Director de la Carrera de Periodismo de la Universidad de Palermo. Es colaborador permanente del diario La Nación. Desarrolló la mayor parte de su carrera en los diarios La Opinión, La Razón y Clarín. Es uno de los fundadores del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA). Autor de numerosas investigaciones y de los libros "La Ética de los periodistas argentinos" y "Ética periodística en la Argentina y en el mundo" y "El país de las antinomias" (Ediciones B, 2008)