17 de agosto de 2011

Seminario organizado conjuntamente por el CARI y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM)

Por Marina L. Tomasotti, Guadalupe Baricco Prats, Laura Bibiana López y Nicolás Restrepo Jaramillo

La participación de la sociedad civil, luchas por los Derechos Humanos y democratización

Enrique PeruzzottiProfesor del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales, UTDT

Enrique Peruzzotti comenzó especificando el trabajo realizado en su investigación, donde se basó en una forma distintiva de política que surge de la sociedad civil, procurando una comparación de ciertas similitudes y diferencias entre el proceso ruso y el argentino.

El profesor explicó que gran parte del discurso y de la producción académica sobre la sociedad civil a mediados de los ´80 tanto en América Latina como en Europa del Este, se inició en sociedades que se encontraban bajo dos tipos de regímenes autoritarios: uno burocrático-autoritario  en América Latina y regímenes de tipo soviético en la Unión Soviética y Europa del Este. En aquél momento, comenzó a haber una reflexión acerca de reconstituir formas de producción cultural e incluso formas políticas autónomas a estos regímenes. "Así surge así la necesidad de reconstruir un espacio social e institucionalizado con autonomía bajo el rótulo de sociedad civil", sostuvo.

Peruzzotti continuó señalando que en América Latina surgieron autores de tradición gramsciana que comenzaron a pensar en el papel de la sociedad civil durante la transición; y por otro lado,  surgieron también diversos autores de países como Polonia,  Hungría y Checoslovaquia que analizaban la posibilidad de generar procesos de cambio y desafiar al régimen soviético, evaluando aspectos novedosos y superadores de anteriores fracasos, como el caso de la revolución rusa de 1956. El disertante destacó que de esta manera se comenzó a pensar el papel distintivo de la sociedad civil, tanto en el proceso de democratización, como en el de transición y de consolidación democrática.

Seguidamente, Peruzzotti planteó la aparición de un nuevo actor tanto en Argentina como en otras sociedades civiles de América Latina, que permitió la difusión de un nuevo tipo de lenguaje y estilo de hacer política, como es la aparición del "movimiento de derechos humanos". Argumentó que el movimiento de derechos humanos introdujo una forma de politización orientada a delimitar institucionalmente a la sociedad civil respecto del Estado, incorporándole a la tradición política y democrática argentina una dimensión liberal, que buscaba estabilizar la relación sociedad-Estado a través de un discurso de derechos fundamentales y posicionando a la sociedad civil como autónoma frente al Estado.

A continuación, resaltó que la receptividad del discurso de derechos humanos en Argentina comenzó a crecer cuando se inició el proceso de transición democrática; y aclaró que luego sería tomado por la administración de Raúl Alfonsín como uno de los elementos centrales de su política de consolidación democrática.

Peruzzotti explicó también el legado de la sociedad civil  con este tipo de políticas. En palabras del orador: "Se generó una serie heterogénea de movimientos sociales, proliferando las ONGs que buscan no solo proteger a la sociedad civil de formas de intervención discrecional por parte del Estado sino que también buscan constitucionalizar al Estado, sumado a que pretenden una política de rendición de cuentas (accountability)". Es decir, que surgieron distintos actores orientados por una agenda cuyos objetivos eran mejorar la fiscalización al Estado y denunciar actos de irregularidad, corrupción y violación de derechos. Peruzzotti consideró que esta forma de actuación política por parte de la sociedad civil constituyó una innovación cultural y política significativa.

En su investigación analizó el desarrollo de los distintos momentos de la política de rendición de cuentas, principalmente en la década de los ´90 en Argentina, donde hubo distintos actores tanto de la sociedad civil como del periodismo que denunciaron actos de ilegalidad estatal, los cuales logran suscitar un apoyo masivo de la ciudadanía y despertaron el apoyo internacional. Peruzzotti destacó la aparición de un periodismo más crítico capaz de encabezar mayores denuncias, y que hizo conocer al público distintas instancias de aparentes actos de corrupción estatal.

Es importante destacar la aparición de un periodismo más crítico capaz de encabezar mayores denuncias, y que hizo conocer al público distintas instancias de aparentes actos de corrupción estatal

Luego, el profesor explicó cómo estas políticas y demandas tuvieron poca receptividad en términos de reformas institucionales y de respuesta por parte de las agencias estatales. Y expuso cómo esta política, que buscaba reformar los modos de representación incorporando un elemento de rendición de cuentas, devino en un discurso anti-político ante la frustración de las demandas que aparecieron con las protestas de los años 2001/2002 bajo el discurso "que se vayan todos".

Peruzzotti finalizó su disertación señalando rasgos comparativos entre Rusia y Argentina a partir del análisis de la política de derechos humanos: en primer lugar, ambos países cuentan con formas de política y discursos similares. La diferencia radica en que, en Argentina, resultó ser un proceso exitoso, dado a que logró movilizar a amplios sectores de la opinión pública e incorporarlo en la agenda política. En cambio, en el caso ruso, la trayectoria fue más disímil y errática y el discurso no logró penetrar en la sociedad rusa de ese momento. A su vez, en la transición rusa, a diferencia de la argentina, se debió crear una nueva sociedad política, partidos políticos y sistemas electorales de cero, en tanto que en Argentina debieron simplemente recrearse. Otro problema que encontró esta forma de política en Rusia, fue la asociación del discurso de derechos humanos con ciertas agencias y organismos occidentales. Se desafiaba la credibilidad de estas asociaciones en Rusia.

Peruzzotti concluyó su exposición resaltando  que, en realidad, estas formas novedosas de política y discursos están presentes en ambas sociedades, aunque señaló que la trayectoria y el impacto fueron muy distintos en Rusia y en Argentina.

Los efectos en la estructura social de las reformas de mercado y el surgimiento de nuevos pobres

Gabriel KesslerInvestigador CONICET con sede en la Universidad de La Plata

Gabriel Kessler realizó una disertación comparando los procesos de emergencia de la nueva pobreza en Argentina y en Rusia. Comenzó por aclarar cuestiones terminológicas afirmando que, al tratarse de nueva pobreza, la comparación es inherente al concepto. En su opinión, dicho término es generalmente utilizado para referirse al surgimiento de un nuevo tipo de pobreza al que determinado país no está acostumbrado, y constituye un nombre común para llamar a un fenómeno encarnado por sujetos distintos en cada país.

Asimismo, planteó que, teniendo en cuenta que la estructura de empleo varía según el país, de igual manera la emergencia de estos nuevos sectores es diferente dependiendo del país en cuestión. Para Kessler, en Argentina el nacimiento y desarrollo de la nueva pobreza se estructuran en "olas": la primera de ellas se enmarca en la dictadura militar, momento en que la nueva pobreza se inicia con un grupo que antiguamente pertenecía a la clase media, y que ahora se encuentra en esta nueva condición debido a la depreciación de los salarios y el cierre de comercios. La segunda ola se ubica en la década del 90, cuando se acentúa la situación a raíz de la privatización de empresas públicas y el aumento del desempleo. Por último, la tercera ola comienza con la crisis del 2001, a partir de la cual se agudiza aún más la cuestión. Esta es la ola que más afecta la nueva pobreza.

Según indicó el orador, este proceso no necesariamente ubica a los nuevos pobres en una situación inamovible, sino que es posible observar sectores en condiciones de inestabilidad: aquellos que se empobrecieron, pudiendo luego mejorar su situación y eventualmente reincidieron en la pobreza. A su juicio, el desenvolvimiento de la nueva pobreza no ha sido totalmente negativo; en sus propias palabras, "hoy vemos con mayor optimismo que muchos de los empobrecidos en 2001 pudieron mejorar su situación".

Por el contrario, Kessler remarcó que en el caso de Rusia se habla de "tsunami" dado que es un momento específico el que genera la nueva pobreza: concretamente, se trata de las reformas económicas liberales aplicadas tras la caída del mundo soviético. Esta primera diferencia de origen entre ambos países, tal cual expuso, impacta en la experiencia de empobrecimiento que cada país afronta.

A continuación, el autor presentó cinco puntos de comparación entre Argentina y Rusia respecto del fenómeno de la nueva pobreza:

Primeramente, "tanto en Rusia como en Argentina la nueva pobreza afecta a los trabajadores", según sostuvo, lo cual no es completamente evidente. Mencionó, a su vez, que en Europa occidental el uso del concepto "nueva pobreza" suele hacer referencia a los excluidos del mercado de trabajo, mientras que en Argentina y en Rusia está más bien presente la idea de trabajadores pobres, propia del mercado de trabajo norteamericano. Lo anterior, entonces, identifica a la nueva pobreza como un subproducto de las pautas de distribución del ingreso que en determinado momento caracterizan a una sociedad.

Luego, Kessler resaltó que en Argentina, al igual que en Rusia, existe un grupo central, dentro de los mismos trabajadores pobres, constituido por los trabajadores del estado. En el caso ruso, dicha situación refiere a trabajadores públicos que en un pasado se desenvolvían en empresas del estado soviético y, una vez disuelto dicho régimen, permanecieron insertos en el mercado de trabajo, pero totalmente empobrecidos. De manera similar, en Argentina, especialmente en las provincias más pobres, durante la década del 90 gran parte de los empobrecidos eran trabajadores públicos.

El tercer punto de comparación surge en vistas de que "la nueva pobreza nace de un entrecruzamiento complejo entre cuestiones políticas y cuestionas técnicas", destacó. Kessler indicó que en Argentina la nueva pobreza se inició durante la dictadura militar, lo cual puede constatarse en la distribución del ingreso hacia 1977. Sin embargo, dada la imposibilidad de realizar investigaciones sociales en dicho momento, el fenómeno recién se hizo conocido en el espacio público a partir de la restauración democrática. En este sentido, el primer estudio al respecto data de 1984. De manera similar, Kessler sostuvo que en la Unión Soviética los propios investigadores sociales no tenían una postura definida en cuanto a la existencia o no de la pobreza, teniendo en cuenta que no era posible investigar libremente dicho fenómeno. Luego de liberalizado el régimen, la nueva pobreza se hizo sentir en el ámbito público, razón por la cual surgieron cuestionamientos respecto de si en realidad ya existía una pobreza invisible e indefinible con las herramientas disponibles.

Adicionalmente, el orador expuso que la nueva pobreza plantea en ambos países el desafío de su medición. En Argentina, el desarrollo de la nueva pobreza señala que los indicadores previamente empleados para medir la pobreza (usualmente ligados a carencias estructurales de vivienda y educación) no poseían la sensibilidad suficiente para estudiar la pobreza reciente. Rusia vivió una situación similar, según comentó Kessler, dado que la caída del régimen soviético implicó una profunda discusión en cuanto a la mejor manera de medir la nueva pobreza. De esta forma, el autor subrayó que la perspectiva desde la cual se analiza la pobreza condiciona la clase de pobreza que puede encontrarse en la realidad, y añade que ésta es la cuestión que hoy detectamos en el centro del espacio público argentino. "La visualización de la nueva pobreza es circunstancial a la construcción de indicadores para observarla", notó el autor.

Seguidamente, Kessler se pronunció acerca de un tema central en ambos países, como lo es la ausencia de políticas concretamente destinadas a los nuevos pobres. Indicó que en Argentina, durante los años 90, las políticas con alta focalización territorial no lograban identificar a los nuevos pobres, caracterizados fundamentalmente por la dispersión territorial. Circunstancia semejante ocurrió en Rusia, donde "las primeras políticas no estaban enfocadas en estos sectores, sino que tenían un carácter muy disperso y de poca accesibilidad a determinados grupos", según remarcó el disertante. En el caso argentino, puede apreciarse que los nuevos pobres fueron desarrollando una resistencia a ser identificados como tales; una manifestación de dicha identificación es demandar políticas consideradas "para los pobres".

La visualización de la nueva pobreza es circunstancial a la construcción de indicadores para observarla

Sin embargo, Kessler sostuvo que esta situación fue modificándose gradualmente, cuando en el 2001 se produjo un importante ingreso de las políticas sociales orientadas a los nuevos pobres. Por tal razón, dichos sectores comenzaron a efectuar fuertes demandas, y el capital cultural con que contaban les era útil para hacer uso de su ciudadanía en pos de pugnar por beneficios. En Rusia, por el contrario, no ocurrió esto, sino que el capital cultural heredado actuó negativamente, considerando que no había una legitimación de la demanda individual por derechos sociales, sino que éstos eran legitimados en base a la pertenencia colectiva. Por lo tanto, aquellos que poseían un capital cultural mayor (esto es, grados universitarios o una mayor posición en la estructura colectiva) se veían peor situados para realizar demandas en su beneficio.

Asimismo, Kessler destacó como cuestión peculiar que en Argentina durante los 90 y en la Unión Soviética, es factible señalar un fenómeno paradojal: se presentaba una modernización de la economía y la estructura productiva (dado el aumento de la clase media), a la vez que se daba una declinación de las condiciones sociales. Esto refleja, en palabras del disertante, "un trastrocamiento de las pautas clásicas de movilidad social".

Posteriormente, el orador apuntó que en ambos países se ha desarrollado una "estetización" de la pobreza; encarnada, en el caso ruso, por personas empobrecidas que realizan algún tipo de conversión a valores espirituales, religiosos o incluso ecológicos que legitiman el bajo consumo como una manera de adaptarse activamente a su nueva situación. En Argentina, se han observado circunstancias similares, produciéndose también una "espiritualización del empobrecimiento". Sin embargo, para Kessler la diferencia entre ambos casos estriba en que, mientras en Rusia se ve una preocupación de los autores por una adscripción de los nuevos pobres a políticas autoritarias, en Argentina esto no se ha advertido.

Finalmente, consignó que la pregunta que subyace a los textos analizados se refiere al futuro de la categoría "nueva pobreza". En su opinión, los nuevos pobres y los pobres estructurales constituían la manera en que se pensaba la pobreza durante los años 80 en Argentina. A fines de la década del 90, sin embargo, esta categorización perdió cierto valor, y la dinámica de la pobreza pasó a dividirse entre un amplio grupo con una aceleración de la entrada y salida de la pobreza, en función de la creciente descentralización del mundo del trabajo, y un fuerte núcleo de familias excluidas de dicha dinámica, concentrando el gran cúmulo de desventajas. Kessler manifestó que esta doble configuración fue la que primó en la Argentina hasta la crisis de 2001; por lo tanto, hoy la pregunta es si tiene sentido continuar hablando de "nueva pobreza", tomando en consideración que desde 2001 aquellos que poseían determinado capital cultural y social lograron ulteriormente salir del empobrecimiento. Por otro lado, sostuvo que en Rusia la preocupación se centra en la reproducción intergeneracional de la nueva pobreza, cuestión que -según el orador- no resulta apropiada de plantear para el caso argentino, aunque sí se ha esbozado en otras partes de América Latina respecto de la desigualdad; y  finalmente aclaró que dichas problemáticas se recogen en el último informe de desarrollo humano del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) de Latinoamérica.

Por último, Kessler agregó que posiblemente trabajos futuros adopten el concepto de "nueva pobreza" como una categoría correspondiente a un momento particular de la Argentina, y no como una condición actual; y concluyó que es en este sentido que la comparación con Rusia ha permitido remarcar llamativos puntos en común.

La ilusión del mercado: Estado, empresarios y reforma económica

Gastón BeltránInvestigador CONICET y Profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Buenos Aires

Gastón Beltrán abrió la disertación comentando su experiencia de trabajo con Jeffrey Hass, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Richmond; un experto en temas sobre cambio social en Rusia y Europa del Este, al cual no conoció personalmente. Mencionó que este proyecto comparativo sobre Rusia y Argentina planteaba un desafío enorme para ambos especialistas. A pesar de esta dificultad inicial, admitió que –luego de intercambiar información con su contraparte- encontraron muchos puntos de contacto que no se imaginaban a priori.

En este sentido, Beltrán explicó cómo decidieron enfocarse en los puntos en común, más que en las diferencias, que surgieron de la labor comparativa. El eje central de su trabajo fue que en el periodo de transición hacia reformas de mercado de finales de los años ochenta e inicio de los noventa, tanto en Rusia como en Argentina, un número importante de actores económicos y políticos apoyaron reformas que en el mediano o largo plazo resultaron perjudiciales para sus intereses. A partir de esta observación, los autores se preguntaron por qué tanto los gerentes de las empresas industriales de la Unión Soviética como los gerentes de los intereses de ciertos sectores empresariales del capital local en Argentina, apoyaron las reformas de la economía de mercado.

Beltrán relató esta inquietud planteada junto con su contraparte: ¿por qué estos actores económicos y políticos actuaron de manera perjudicial para sus intereses? Sobre todo, teniendo en cuenta que estos actores cuentan con capacidad para influir sobre esas decisiones estratégicas en aquel momento.

Para responder, Beltrán planteó el contexto histórico previo a las reformas, según lo definió con Hass, para cada caso. En Rusia, las empresas industriales soviéticas funcionaban con el sistema de los planes quinquenales. Por lo tanto, la colocación de su producción estaba asegurada por los convenios que había con los proveedores (que eran, básicamente, otras empresas del estado). Además, estas empresas estaban subvencionadas por el estado y no era posible la quiebra; "salvar o no a la empresa tenía que ver más con una cuestión política que económica", indicó. En Argentina los empresarios habían crecido amparados por un sistema de subsidios y protección estatal donde no tenían que preocuparse por la competencia externa. Entonces, en los años noventa descubrieron que con la apertura de los mercados y desprovistos de la protección del estado (a la que estaban acostumbrados hasta aquel momento), se veían obligados a competir con jugadores internacionales mucho más poderosos que ellos.

Beltrán explicó que Hass y él se sorprendieron con estos casos, ya que no se cumple la teoría económica clásica. Para ésta, los actores racionales toman decisiones en función de su evaluación de costos y beneficios, analizando la situación pasada y presente para prever el futuro.

Beltrán aclaró que se supone que, cuando un actor toma decisiones lo hace en función de las expectativas desarrolladas sobre el futuro; no está pensando desde un lugar de tabula rasa, sino que cuenta con información sobre el pasado para elaborar sus expectativas sobre el futuro. "Está pensando desde un lugar que está construido a partir de su propia historia como actor y su historia en la sociedad en la que está", sostuvo.

Por lo tanto, ante la diferencia entre la teoría y el comportamiento real de los actores económicos analizados, Beltrán y Hass decidieron contemplar los aspectos más complejos del entorno para intentar explicar cómo el contexto tanto en Rusia y en Argentina fue un factor influyente en esa toma de decisión.

Beltrán agregó que, generalmente, la única referencia que los actores económicos tienen para tomar decisiones es elaborar sus proyecciones respecto del futuro basándose en lo que conocen sobre el pasado, y se crean supuestos sobre la manera en que se desarrollarán los acontecimientos próximos.

Seguidamente, Beltrán manifestó que su trabajo sobre las decisiones de los actores económicos se basó en tres dimensiones vinculadas entre sí: la información ambigua sobre las reformas, las expectativas de que las reformas fracasarían y la percepción de los actores de que podía cambiarse la autonomía de decisión.

En cuanto a la primera dimensión, la ambigüedad sobre las reformas, Beltrán argumentó que en ninguno de los dos países estaba claro cómo serían las reformas ni su objetivo. En Argentina se hablaba de principios muy abstractos, difíciles de concebir en el ámbito cotidiano. En Rusia había muy fuertes discusiones dentro del gremio sobre el alcance que tendrían las reformas. En consecuencia, Beltrán y Hass concluyeron que los actores económicos interpretaron que estas reformas no serían tan radicales ni los perjudicarían tanto.

Con respecto a la segunda dimensión, que las expectativas de que las reformas fracasarían, el disertante señaló que los actores económicos tanto en Rusia como en Argentina especularon con que el estado no lograría implementar todas las ambiciosas reformas planeadas y, por lo tanto, no tenía sentido realizar ajustes costosos para adaptarse a un escenario que probablemente fracasaría.

El último factor analizado fue la percepción de los actores de que podía cambiarse la autonomía de decisión. En el caso de Argentina, el expositor indicó que la discusión central giraba en torno a la percepción de que anteriores proyectos de reformas estatales en América Latina habían fracasado debido a que históricamente existieron estados que controlaron de forma asfixiante a la economía y que no permitieron que las formas de mercado funcionaran por sí mismas. Dada esta suposición, se esperaba que, si el estado se retirara un poco de la actividad económica, le permitiría al sistema actuar más libremente y la economía crecería mucho más y mejor. En Rusia, los gerentes de las empresas industriales soviéticas argumentaban que no se podía tomar ningún tipo de decisión porque tradicionalmente éstas siempre estaban controladas por un estado regulador que controlaba con planes quinquenales qué y cómo producir y a quién vender. Entonces, los gerentes creyeron en que las reformas les permitirían tener mayor autonomía en la toma de decisiones. Beltrán planteó que tanto en Argentina como en Rusia los gerentes y los empresarios descubrieron tarde algunos de los efectos negativos que estas reformas acarrearían y en qué medida esas reformas -que habían apoyado- eran un factor notablemente perjudicial para sus intereses.

El profesor terminó su disertación comentando las conclusiones generadas con este trabajo. El ejercicio de comparación de las dos situaciones en Argentina y Rusia podía trasladarse a un plano de bloques; es decir, se logró elaborar una comparación entre América Latina y la ex URSS que mostró las mismas características. Asimismo, el trabajo permitió ver en qué medida ni Rusia ni Argentina son casos excepcionales, pues encontraron puntos en común que permitieron generalizar conclusiones que, en términos académicos, usualmente se piensan como condiciones aplicables a casos ocasionales.

Modernización agraria, conflictos por la propiedad del campo y movilizaciones rurales

Karina BidasecaInvestigadora CONICET en IDAES-UNSAM y Profesora de Sociología y Estudios Poscoloniales de la UNSAM y la UBA

A partir de los procesos de desregulación económica iniciados en los años 90's, han estado a la orden del día los procesos de apropiación de tierras por parte de grandes empresas agroindustriales. El problema surge en muchos casos cuando esas tierras han sido tradicional e históricamente hogar de comunidades indígenas y campesinas, poblaciones con regímenes de tenencia de la tierra distintos a los que plantean los principios de la propiedad privada. La especialista Karina Bidaseca describe la situación en Latinoamérica y especialmente en Argentina, explica que la concentración de la propiedad de la tierra en manos de agroholdings privados ha propiciado no solo la extensión de los monocultivos en detrimento de la seguridad alimentaria de la población, sino también el despojo por vías legales de infinidad de hectáreas, a favor del "desarrollo económico", la asimilación a la economía mundial y las demandas del mercado global.

Seguidamente, la profesora Bidaseca presentó el caso de la comunidad que vive en el lote El Ceibal en la provincia de Santiago del Estero, sobre el que ha venido trabajando con su grupo de investigación durante varios años. "Es tan solo un ejemplo más de estas dinámicas de exclusión e invisibilización al que están siendo sometidas identidades culturales alternas a la que homogeniza el libre mercado", manifestó.

Desde hace dos décadas que en Argentina puede verse el avance del despojo, lo que Bidaseca considera que puede entenderse desde una perspectiva de "historia larga" como la continuación de las políticas de apropiación de las tierras "desérticas" iniciadas en el siglo XIX (siendo este proceso uno de los hitos fundacionales para la nación). No obstante, la experta sostuvo que el proceso actual ya no responde a un afán latifundista de corte "feudal", sino más bien al modelo agroindustrial que ha venido transformando el vasto territorio del país en un paisaje monótono en el que la soja destinada a la exportación aparece por todas partes; lo que muchos estudiosos han llamado la "sojización".

"Las nuevas lógicas del mercado propias de un entorno económico desregulado (a partir del Decreto 2284 de 1991 sobre Desregulación Económica en Argentina y del fin de la Unión Soviética en Rusia) permitieron que se profundicen este tipo de conflictos, siendo la acumulación de tierras para agroindustria el motor de la expansión de los mismos sobre tierras privadas o en búsqueda de la privatización de las tierras fiscales"- Karina Bidaseca.

Bidaseca considera que este escenario no solo refleja la situación del campesinado y los pueblos indígenas que se enfrentan a la acumulación de unas tierras (cada vez más valiosas por cuenta de la sojización), sino también los impactos negativos del modelo económico impuesto.

Las nuevas lógicas del mercado propias de un entorno económico desregulado (a partir del Decreto 2284 de 1991 sobre Desregulación Económica en Argentina y del fin de la Unión Soviética en Rusia) permitieron que se profundicen este tipo de conflictos, siendo la acumulación de tierras para agroindustria el motor de la expansión de los mismos sobre tierras privadas o en búsqueda de la privatización de las tierras fiscales

A continuación, Bidaseca advierte que, si bien la sojización atraviesa el problema analizado en la provincia de Santiago del Estero, no es el eje principal de la disertación. El foco de Bidaseca es el debate en torno a la invisibilización que estratégicamente se ha hecho de la población campesina de El Ceibal para facilitar así la negociación y el uso de unos territorios dentro de una lógica propia del mercado. La disertante señala que un aspecto particular de este caso fue el pago de las obligaciones adquiridas por un banco quebrado a sus acreedores, y el posterior empoderamiento y agenciamiento que la población campesina logra para que su presencia y voz sea reconocida como válida en medio de un litigio que hasta el momento se había dado en términos exclusivamente jurídicos. Según Bidaseca, a partir de esto surge un discurso de corte "culturalista". Sin embargo, sostiene que el problema de la sojización (entendida esta como la consecuencia lógica de la desregularización agrícola) es el enlace y el punto de comparación con la problemática rusa ya que este es el eje común entre ambos casos; el vértice de la transformación político-económica.

Según Bidaseca, en el caso ruso también se ha vivido durante los últimos 20 años un proceso de transición desde una economía dirigida a una liberalizada, en donde las inmensas extensiones de territorio permiten una fuerte concentración de la tierra, lo que posibilita la práctica de una "agricultura sin agricultores", altamente tecnificada y con posibilidad de especulación con sus precios, así como también con el de los productos que estas generan.

Bidaseca centró su relato en que en El Ceibal hay un proceso de empoderamiento de una población de 250 familias campesinas que, al enterarse en 2005 de que su territorio ancestral sería rematado por un banco que demuestra poseer un registro dominial sobre el mismo, deben enfrentarse al peligro de perder 30.000 hectáreas que han venido explotando por generaciones sin necesidad de titulaciones. Esta situación los obliga a desarrollar un repertorio de movilizaciones sociales para que se reconozca su derecho pertenencia de hecho sobre las tierras, según la ley 23302 (en la que se estipula el derecho a la posesión de la tierra para quienes llevan más de 20 años usufructuándola). No obstante, parte del problema es que en la provincia de Santiago del Estero más del 55,5% de las tierras están afectadas por tenencia "precaria" y sin límites definidos en sus linderos. Bidaseca cuenta que la resonancia de estas movilizaciones en la prensa y en el poder político, permitió la suspensión del remate, pero lamenta que esto no sea otra cosa que "un nuevo episodio de la cada vez más frecuente judicialización de los conflictos por la tierra en Argentina".

Bidaseca destaca que en ambos países las nuevas lógicas del mercado propias de un entorno económico desregulado (a partir del Decreto 2284 de 1991 sobre Desregulación Económica en Argentina y del fin de la Unión Soviética en Rusia) permitieron que se profundicen este tipo de conflictos, siendo la acumulación de tierras para agroindustria el motor de la expansión de los mismos sobre tierras privadas o en búsqueda de la privatización de las tierras fiscales.

La disertante señala que, si bien en Rusia la población en el campo es mucho mayor que en Argentina, las similitudes son evidentes en dos dimensiones; una es la acumulación de la tierra para agro negocios, y la otra es la movilización social para enfrentar esta acumulación.

En palabras de Bidaseca, "ambos países son "espacios vacios" con un potencial de producción alimenticia mucho mayor al que tienen actualmente en oferta, lo que los convierten puntos nodales para la inversión en alimentos y el encarecimiento programado de los mismos y de las tierras productivas".

La profesora agregó que en Rusia cada vez es mayor el fenómeno de los agroholdings y la acumulación de la tierra en pocas manos. En tan solo 6 años han pasado a poseer el 10% de la tierra cultivable cuando antes tenían el 4%, sin que se de al día de hoy una movilización social tan organizada como la que presenta Santiago del Estero.

Bidaseca concluye que, a pesar de haberse detenido el remate de El Ceibal en Santiago del Estero y se hayan realizado acuerdos entre los sojeros y los campesinos para la protección de estos últimos, los conflictos en ambos países aún tendrán mucho mas para dar debido a que el modelo productivo sigue en auge y la demanda de alimentos será cada vez más una oportunidad de negocio altamente rentable para los actores que han decidido hacer de esto una lucrativa forma de explotar la tierra.