11 de agosto de 2016

Mesa de reflexión con la participación de Orlando Ferreres, Eduardo Fidanza y Héctor "Toty" Flores

Por Agustina Jabornisky

Argentina es un país donde la cultura social es relativamente homogénea en tanto creencias dominantes en la sociedad

Fidanza

En esta sesión del ciclo de conferencias "La reflexión sobre cultura y desarrollo en el marco del Bicentenario", se puso énfasis en la relación entre Cultura y Desarrollo Social. Los expositores debatieron acerca de los desafíos y las oportunidades que enfrenta el país en esta materia y cuál es el rol del Estado al momento de hallar una solución.

El primero en hablar fue Eduardo Fidanza, quien inició su exposición buscando abandonar la imagen idealista de que existe una única cultura y que ésta actúa como pilar organizador de la sociedad. Afirmó que, en la modernidad, las ciudades se han convertido en un territorio donde las diferentes culturas se encuentran, un lugar donde se hace presente la legalidad relativa.

Luego, sin embargo, dijo que éste no parecía ser el caso de la Argentina, país donde la cultura social es relativamente homogénea en tanto creencias dominantes en la sociedad (entre ellas, la concepción de familia, del rol social de la solidaridad, de los defectos que nos caracterizan como comunidad, entre otros). Advirtió, por otra parte, que no podemos decir lo mismo al observar la cultura política del país. Es allí donde se hace evidente la grieta que separa a minorías intensas. Son estas las que no terminan de saldar sus preferencias –que se han intensificado en los últimos años– entre una cultura política que se recuesta en el republicanismo como valor fundamental y aquella basada más en una idea nacional, popular, de justicia social, afirmó Fidanza. Sin poder concebir la idea de que ambas tendencias puedan trabajar conjuntamente, las elites dominantes son quienes reflejan la brecha cultural. Para finalizar, recalcó que, a menos que exista diálogo, el acercamiento entre las culturas es extremadamente difícil, sino imposible.

En segundo lugar tomó la palabra el economista Orlando Ferreres, quien se dispuso a hablar de la aplicación práctica de las herramientas de la macroeconomía en pos del desarrollo social. El expositor aseguró que la mayor aspiración argentina, la cultura del ascenso social, se ve contrarrestada por el shock cultural que se produce cuando, por ejemplo, alguien de una villa puede asistir a la universidad. Esta diferenciación social nos indica que hay algo por mejorar.

Los argentinos tienen una mentalidad de clase media, por lo que conviene que nuestros símbolos y realidad se adecuen a esta idea

Ferreres

Ferreres enfatizó que, desde el punto de vista de su disciplina, el objetivo del país debe ser el desarrollo de oportunidades. Esto quiere decir la formación de caminos que permitan cambiar los problemas concretos que sufrimos como sociedad. En este punto, la cultura social como capital intangible juega un rol fundamental. Lamentablemente, los innumerables desvíos de las gestiones económicas han generado descreimiento y dudas en el camino que sigue el país. Los argentinos tienen una mentalidad de clase media, por lo que conviene que nuestros símbolos y realidad se adecuen a esta idea. Solo así recuperaremos la confianza en el país, afirmó el orador. La educación, como herramienta de ascenso social, no puede ser limitada por problemas económicos. La ocupación formal y productiva de las personas en edad laboral debe ser el objetivo de cualquier gobierno. Si no –enfatizó– estamos mal.

El último orador fue Héctor "Toty" Flores. En su exposición puso el foco en el rol del Estado como agente generador de cultura. Según Flores, en la actualidad, la salida de la pobreza ya no es una cuestión económica, sino más que nada ideológica. Mientras que el desempleo en épocas anteriores resultaba una situación de estancamiento, la pobreza —en el último tiempo— ha pasado a estar reivindicada por los políticos en el poder, matando así el deseo de ascender socialmente.

Al considerar a una persona como pobre y estigmatizarla a ciertos lugares y comportamientos, no le damos la oportunidad de cambiar ni de desarrollarse

Flores

La contracara de esta tragedia es que, desde los sectores sociales superiores, consideran a la pobreza como una parte constitutiva del ser y no como un estado momentáneo. Al considerar a una persona como pobre y estigmatizarla a ciertos lugares y comportamientos, no le damos la oportunidad de cambiar ni de desarrollarse, afirmó con preocupación. Y agregó que las formas de relación en la sociedad necesitan cambiar. Flores aseguró que, en este punto, el pueblo ya no puede liberarse solo y que cada estrato necesita del estrato superior. El pueblo necesita que el Estado se involucre.

Para finalizar, aclaró que, en su opinión, para que exista justicia social en la Argentina de hoy, es necesario un capitalismo eficiente. La integración social debe tener como fruto la producción de los bienes necesarios para todos, haciendo posible una redistribución justa y humana de la riqueza.

Eduardo FidanzaLicenciado en Sociología UBA, especializado en consultoría política y análisis de opinión pública. Posgrado en España. Director y socio de Poliarquía Consultores. Entre 1986 y 2011 titular de Teoría Sociológica, Facultad de Ciencias Sociales UBA, creó una cátedra sobre la sociología de Max Weber. Profesor de Sociología en el CBC UBA y de Teoría y Metodología Sociológica en USAL, miembro titular del directorio de Eudeba. Fue asesor del Gobierno nacional y del de CABA y consultor de líderes políticos argentinos. Colabora en el diario La Nación y el periódico El Estadista. Socio fundador de la Asociación Mundial para la Investigación en Opinión Pública, sede Buenos Aires; socio fundador y miembro de la Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión

Orlando J. FerreresFundador y presidente de OJF & Asociados. En 1989 fue Viceministro de Economía de la Nación. Previamente Director Económico y Financiero de Bunge & Born y profesor de Microeconomía y Economía II en la UBA. Es presidente de la Fundación Norte y Sur. Fue uno de los fundadores y actualmente es miembro del directorio del CEMA. Es socio de la ACDE y miembro de la Academia del Plata. Fue presidente de PROSALUD. En 2005 publicó "Dos Siglos de Economía Argentina" y "Recrear el humanismo cristiano"

Héctor FloresNació en San José Feliciano, Entre Ríos. A los nueve años comenzó a vender diarios. En los 70 se radicó en La Matanza. Trabajó como obrero metalúrgico hasta que perdió su empleo a mediados de los 90. Junto con otros compañeros sin trabajo en 1996 fundó el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD). Fundó el Centro para la Educación y Formación de Cultura Comunitaria y la cooperativa Barrio La Juanita. Compiló los libros "De la culpa a la autogestión" y "Cuando con otros somos nosotros", que fueron reeditados. Integra el Consejo Asesor de la Fundación Poder Ciudadano, es socio honorario de la asociación Democracia Representativa e integra el Consejo Asesor de la fundación Interrupción. Entre 2007 y 2011 fue Diputado Nacional por la Coalición Cívica. Secretario de la Comisión de Prevención de Adicciones y Control de Narcotráfico, las comisiones de Acción Social y Salud Pública; Asuntos Cooperativos, Mutuales y ONG; y cuatro comisiones más. En mayo de 2008 fue nombrado Embajador de la Paz por el Consejo de Paz de la República Argentina y recibió el premio Konex al mérito en el área "Líderes Comunitarios"