25 de agosto de 2010

Sesión académica a cargo de Natalio Botana, Roberto Russell y Carlos Pérez Llana y presentación de los libros "Argentina 2010. Entre la frustración y la esperanza", editado por Natalio Botana, y "Argentina 1910-2010. Balance del Siglo", editado por Roberto Russell, publicados por Editorial Taurus

Por Federico Dall'Ongaro

El doctor Adalberto Rodríguez Giavarini, presidente del CARI, dio inicio a la sesión académica tras agradecer a los expositores por su presencia. Además comentó que las tres personalidades allí presentes son parte integral de la vida intelectual, social y política de la Argentina. En el marco de las celebraciones por el segundo centenario, el objetivo principal de la exposición fue realizar la presentación de dos libros de importante producción. El primero de ellos, "Argentina 1910-2010, balance del siglo" editado por Roberto Russell. El segundo, editado por Natalio Botana, se denomina "Argentina 2010, entre la frustración y la esperanza". El presidente de la esta institución destacó además que el CARI -siguiendo la tradición de Carlos Muñiz- es un espacio en el que se pueden encontrar miradas diversas y consensos posibles.

Luego de un fuerte pero respetuoso aplauso, el primero en hablar fue Roberto Russell quien, además de su extenso desempeño académico y profesional, es miembro del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales. El disertante hizo mención a que el perfil del libro bajo su edición es de corte histórico y su objetivo es hacer un balance del desempeño de Argentina en diversos campos, entre los cuales se ubica la política exterior.

"No es fácil realizar un balance critico de la política exterior argentina de los últimos cien años", argumentó. Para ello, decidió organizar su presentación en base a cuatro ejes que, a su vez, se corresponden con cuatro verdades instaladas en el sentir colectivo de la mayor parte de los argentinos. Luego de presentarlas, procedió a criticarlas.

El primero de los ejes se refiere al sentir de que Argentina ha estado extraviada, o "a la deriva". El conferenciante rechaza rotundamente dicha afirmación. "Esta idea resulta errónea ya que la mayoría de los gobiernos tuvieron una idea muy definida en términos de su política exterior", destacó. El catedrático expresó que, a pesar de no estar de acuerdo, Argentina efectivamente ha perdido peso en el sistema internacional y en la región". Sin embargo, el hecho de que no se haya llegado a los objetivos planteados en un primer momento no es lo mismo que afirmar que el país carece de una clara identidad internacional.

Pasando al segundo eje, el cual está íntimamente relacionado con el anterior, se refiere a que Argentina es un país discontinuo. "No estoy de acuerdo con la totalidad de la afirmación, sin embargo sí podemos observar una marcada discontinuidad en los últimos veinte años de historia", pronunció el disertante. Siguiendo su línea de argumentación, podemos distinguir tres marcados ciclos en el acontecer de la política exterior de nuestro país.

El primero de ellos es un ciclo largo, que abarca el período que va desde 1880 a 1930. "Se caracteriza por ser un lapso en el que existió un amplio nivel de consenso en la dirección de la política exterior", estableció. Un segundo ciclo va desde la primera presidencia de Perón hasta el gobierno de Alfonsín; se caracteriza por la presencia de propuestas políticas con claros direccionamientos de la política exterior. El tercer ciclo abarca desde la presidencia de Menem hasta el año 2001, período que se caracterizó por el acontecimiento de una rápida, activa y exagerada adaptación a la situación coyuntural del sistema internacional, cuestionando a su vez el direccionamiento político del segundo período. "El último período -el momento actual- no podemos caracterizarlo como un ciclo", señaló el expositor.

El tercero de los ejes propuestos hace referencia a la desmesura de las clases dirigentes. En dicho sentido, para Roberto Russell ha existido siempre una tendencia hacia aquella conducta. "A pesar de que considero que la cultura política ha sido uno de los factores esenciales para la explicación de la desmesura, también podemos encontrar otros", manifestó el disertante. Entre ellos, podemos encontrar la ignorancia por parte de los líderes políticos, la gran autonomía producto de la concentración del poder en épocas de crisis, y la mediocridad generalizada de las clases dirigentes.

Finalmente, el cuarto eje hace referencia a que Argentina se ha aislado del mundo. El disertante acepta la afirmación, pero con ciertos reparos. "Debemos diferenciar el concepto de aislacionismo -política explícita de no participación- del de aislamiento -la acción de otros frente al mundo". Para Russell Argentina sí ha sido aislada del mundo. "Actualmente creo que se ha subordinado la política exterior a la interna; además, podemos notar un cierto aislamiento por parte de los actores del sistema internacional hacia Argentina".

Llegado el final de la presentación de su libro y tras un enfático aplauso, Russell cedió el micrófono a Carlos Pérez Llana.

Luego de unas breves palabras de agradecimiento hacia el presidente del CARI y el público presente, el ex embajador argentino en Francia remarcó que el capítulo de su autoría resulta un "ejercicio prospectivo y optimista".

El disertante comenzó por destacar algunos puntos de importancia para el entendimiento cabal de la política exterior de la Argentina.

En primer lugar, para poder hablar del futuro de la política exterior de Argentina, Pérez Llana sostiene que inicialmente debe tenerse un diagnóstico del direccionamiento de la política internacional actual. En este sentido, la clase política argentina ha compartido poco dicho diagnostico, y el que actualmente impera resulta obsoleto ya que la estructura de poder mundial tras la crisis económica de 2008 se está transformando.

En segundo lugar, el autor establece que la presencia asiática alrededor del mundo ha sido acelerada por la última crisis económica mundial. Sin embargo aclara que no puede hablarse de "presencia asiática" como algo homogéneo; "Asia es profundamente heterogénea", argumentó.

En tercer lugar, Pérez llana hace referencia a que Europa se encuentra actualmente dividida y que los liderazgos políticos de sus países manifiestan debilidades. "El caso de Alemania resulta paradójico ya que es el único país europeo que ha aprovechado la reactivación de la economía internacional", remarcó.

Por último, y asociado al segundo elemento antes mencionado, el disertante establece que la reconfiguración de la estructura mundial posee la característica de que el poder se encuentra profundamente fragmentado. "Soy de aquellos que creen que estamos evolucionando hacia un mundo sin polos".

En cuanto al análisis de la actual política exterior argentina, deben remarcarse tres características estructurales del país, tanto históricas como actuales.

La primera de ellas se refiere al aislamiento sufrido por Argentina en el período post 2001. Para el autor del capítulo, la agenda del mundo y de la Argentina no coincidieron. "Si yo no entiendo lo que le pasa a los demás, me aíslo y también me aíslan", remarcó tajantemente. Además, agregó que lo mencionado anteriormente resulta parte de un problema estratégico y cultural.

La segunda característica hace referencia a la debilidad institucional de la que el país fue producto.

La tercera se refiere al actual período de irrelevancia por el que atraviesa la política exterior de nuestro país.

Seguidamente, el disertante formuló una serie de requisitos necesarios para la superación de los elementos estructurales que resultan perjudiciales para el desenvolvimiento de nuestra política exterior.

Como punto de partida, "es necesario que haya coincidencia en los análisis de la política internacional, una grilla de lectura común". Este elemento resulta, según Pérez Llana, esencial para la formulación de políticas a mediano y largo plazo. "La Argentina debe ser un país funcional, ayudando a crear orden en el sistema internacional", soslayó.

Como segunda instancia, es condición necesaria para el correcto funcionamiento de la política exterior un buen régimen político. "La relación entre la calidad de las instituciones democráticas y el funcionamiento de nuestra política exterior es manifiesto".

Seguidamente, Pérez Llana recalcó que la Argentina debe formar buenas alianzas. En este sentido, según su criterio, la alianza con Venezuela debe ser revisada.

Por último, dos elementos adicionales deben ser tomados en cuenta para abordar la etapa superadora. El primero de ellos implica que la argentina debe ser capaz de asumir su modelo productivo. El segundo hace referencia al desarrollo de una visión estratégica de largo plazo que permita salir de la actual coyuntura, dado que "el gobierno actual va a dejar un estado con muy poca capacidad de gestión", estableció.

Hacia el final de esta sesión académica, Natalio Botana comenzó su disertación, elogiando la filosofía de esta institución. "La agenda del CARI es la agenda global y de las relaciones internacionales; la línea que separa los asuntos nacionales de los internacionales es cada día mas difusa".

Para el emérito catedrático, la Argentina de los últimos cien años y la venidera es producto de un laboratorio social explosivo. "Es muy raro encontrar un país que haya soportado en tan poco tiempo el proceso de migración externa mas alto del mundo occidental", resaltó. La característica de este proceso es que fue exitoso en un aspecto y en otro no. En primer lugar, como país de inmigración, Argentina no tiene la dialéctica de violencia étnica que otros países si poseen. Sin embargo, por otro lado, la suma de inconsistencias y de crisis económicas nos ha legado una sociedad dividida en tercios: uno moderno, dinámico e insertado; un tercio perteneciente a la clase media dependiente del paternalismo del estado; y por ultimo, un tercio que vive hoy en día la marginalidad que antes no había sufrido.

Seguidamente, Botana se pregunta sobre qué bases estamos mirando al futuro. Ante dicho cuestionamiento, se responde: "sobre bases económicas". Para entender dichas bases es necesario establecer tres pautas.

La primera de ellas hace referencia al patrón productivo de la Argentina. Para el disertante, en nuestro país todavía no existe un patrón productivo orientado hacia el mundo. Las recuperaciones post crisis del país siempre han sido más endógenas que exógenas.

La segunda pauta hace referencia a la presencia de un disenso fiscal fundamental. "Si consideramos que las democracias modernas se construyen sobre el concepto de consenso fiscal, la Argentina va a los saltos", sostuvo con humor. Esta problemática impide la resolución de un tema de trasfondo de severa importancia: el carácter políticamente invertebrado del país. Ello se refiere a que es un país fuerte democráticamente en términos electorales y débil en términos institucionales. Dicha particularidad impide el desarrollo de una política exterior estratégica y duradera.

La tercera y última pauta consiste en el problema del federalismo. "La Argentina funciona en términos fiscales como un país unitario; sin embargo, hay un enérgico federalismo electoral, del cual surge la clase dirigente política argentina. Esto se encuentra fuertemente asociado con la construcción y configuración partidaria de la Argentina. "Debemos dar cuenta del importante rol que los partidos políticos cumplen en la sociedad", mantuvo Botana. En dicho sentido, resulta necesaria la reconstrucción partidaria sobre bases fuertes y sólidas. Este tema está relacionado con la cultura y la educación civil.

Para concluir su disertación, el catedrático remarcó que una mirada crítica hacia el futuro supone el trabajo presente, no solamente con las variables económicas, sino también cívicas. "No hay peor pecado parta el futuro que aplicar el pensamiento".