22 de septiembre de 2014

Sesión académica a cargo de Omar Kabbaj, Consejero de Su Majestad el Rey Mohammed VI de Marruecos y ex Presidente del Banco Áfricano de Desarrollo, organizada conjuntamente por el Centro de Documentación para Estudios Africanos del CARI y la Embajada del Reino de Marruecos

Por Juan Pablo Krzemien

Omar Kabbaj comenzó su exposición compartiendo su visión sobre la actualidad del continente africano. Se refirió al mismo como un continente enorme y fascinante. Un mosaico de personas, etnias, idiomas y religiones, con una población joven de más de mil millones de personas y excepcionalmente dotado de recursos naturales.

Su PBI en el año 2013 fue aproximadamente de U$S 2,3 billones (alrededor del 3% del PBI mundial). Sin embargo el economista señaló que el PBI africano probablemente se encuentre subestimado, debido al tamaño del sector informal y a las deficiencias en las estadísticas.

La participación africana en el comercio mundial es del 3%, mientras que el comercio intra-africano es de solo 10% de todo el comercio de los países de la región, bastante poco comparado con otros continentes.

El analista consideró que estos valores no reflejan la evolución positiva del continente y el interés continuo de la comunidad internacional en él. África, luego de recuperar su independencia a finales de los años '50 y comienzos de los '60, atravesó tres décadas perdidas en términos de desarrollo. Políticas erradas y la ausencia de inversiones productivas condujeron a crisis profundas y a una pérdida de confianza en el continente. Esto comenzó a cambiar a mediados de los años noventa y más claramente a comienzos de los 2000, cuando el PBI registró incrementos que promediaban el 5% de manera casi ininterrumpida, excepto en el año 2009 debido a la crisis financiera internacional. La inversión extranjera directa (IED) se ha recuperado, representando entre el 2% y 3% del PBI y las reservas internacionales promedian 4-5 meses de importación de bienes y servicios. Los términos de intercambio han mejorado y los tipos de cambio son en general más consistentes con las condiciones del mercado.

Distintos factores explican el notable cambio de rumbo alcanzado por África. En primer lugar, la mayor parte de los países africanos implementaron durante los años ochenta y parte de los noventa un duro régimen de ajuste que les permitió, con pocas excepciones, rectificar sus indicadores macroeconómicos.

Posteriormente han sido abordados otros asuntos, como aquellos relacionados a la gobernanza, el desarrollo del sector privado y el sistema financiero, con resultados diversos. Los países africanos también están dando prioridad a la cuestión de la pobreza y la alta tasa de desempleo. Los gobiernos están intentando duramente afrontar estas cuestiones y trabajando para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que pretenden reducir la pobreza a la mitad para el año 2015. Desafortunadamente, con la excepción del norte de África, Sudáfrica y otros pocos países, la mayor parte de los países africanos no alcanzarán estas metas.

Otro factor que contribuye a la mejoría en la situación africana es la notable reducción en el número de conflictos.

Otras variables se relacionan con la emergencia de una sociedad civil fuerte, más activa en asuntos que antes eran reservados a los gobiernos, afirmó el ex presidente del Banco de Desarrollo Áfricano. Asimismo, la revolución tecnológica, particularmente los teléfonos móviles e internet, han permitido un salto adelante en términos de desarrollo. Por último, las remesas y el turismo receptivo también han jugado un rol positivo.

El giro en la condición económica de África también se debió a la mayor participación de la comunidad internacional, a pesar de que su intervención no cumplió con las expectativas. Los compromisos del G8 se han estancado e incluso tendieron a disminuir en los últimos años. Gracias a tres iniciativas relacionadas con la deuda, muchos países sub-saharianos lograron reducir de manera importante sus deudas públicas. Lo más destacable de estas iniciativas es que los recursos liberados fueron destinados a la reducción de la pobreza.

Es en el comercio donde se observan los menores progresos. Después de acordar en Doha la vinculación entre comercio y desarrollo, las negociaciones se estancaron. Algunos países africanos se benefician de preferencias garantizadas por la Unión Europea y los Estados Unidos, que se supone se renovarán el año próximo. Por último, Kabbaj remarcó que la cooperación con los países BRICS, particularmente China, ha jugado un rol destacado en la promoción del comercio y la inversión.

El experto también se refirió a las perspectivas para África, y señaló que, de acuerdo a la mayoría de los analistas internacionales, el continente continuará creciendo anualmente alrededor del 5% al 6%. Sin embargo, considera que esto debe ponerse en perspectiva. En primer lugar, este fenómeno es insuficiente para reducir la pobreza. En segundo término, debido al bajo punto de partida, ese crecimiento es insignificante en términos de ingreso per cápita. En tercer lugar, hay problemas distributivos que aquejan al continente, por lo que hay mucho para hacer en términos de crecimiento inclusivo.

A pesar de las dificultades que presenta esta agenda, los observadores externos confían en que África es la ‘nueva frontera' hacia el futuro

Seguidamente, el analista compartió algunas observaciones y sugerencias para resolver los desafíos del continente. De acuerdo a las proyecciones demográficas, África podría ver su población duplicada hasta alcanzar los 2 mil millones en el año 2030 e incluso llegar hasta los 4 mil millones para fin de este siglo. Esto es algo positivo de cara al desarrollo económico futuro. Sin embargo, este incremento en la población presionará a unos ya fuertemente gravados sistemas de educación y salud. Por esta razón, deberán analizarse cuidadosamente reformas en estos sistemas, así como sus vías de financiamiento. Asimismo, deberá darse máxima prioridad a la agricultura, si se quieren evitar mayores importaciones de alimentos y abordar los problemas nutricionales de la población.

La infraestructura, incluyendo transporte, telecomunicaciones, electricidad y agua, también deberá estar al tope de la agenda.

Respecto al comercio y la integración, el especialista señaló que debe incentivarse el comercio intra-africano. Para ello, son necesarias inversiones intensivas en industrias de manufacturas que puedan agregar valor a las materias primas africanas, al igual que programas que apoyen el desarrollo de capacidades y el incremento de la productividad. Los sistemas financieros deben ser modernizados e integrados a las redes internacionales. El sector privado debe ser desarrollado y profundizado y las prácticas de negocio perfeccionadas.

Por último, las inversiones deben recibir incentivos y las alianzas público-privadas deben alentarse. A pesar de las dificultades que presenta esta agenda, los observadores externos confían en que África es la "nueva frontera" hacia el futuro.

Debido a los vastos recursos naturales, la población joven, el desempeño económico y las perspectivas de ambas regiones, puede desarrollarse una relación fructífera entre África y América Latina

Sin embargo, persisten riesgos de naturaleza externa que puede afectar a estos países. Estos se relacionan principalmente con la evolución en el crecimiento de países emergentes que pueden afectar las exportaciones africanas y al posible ajuste de las condiciones financieras por parte de las grandes naciones, el cual puede dificultar a los países africanos atraer flujos de capitales. Las condiciones de seguridad también pueden afectar el rendimiento de algunos de estos países.

El economista también analizó la relación de África y América Latina, señalando que debido a los vastos recursos naturales, la población joven, el desempeño económico y las perspectivas de ambas regiones, puede desarrollarse una relación fructífera. El lanzamiento de las cumbres África-Sudamérica en 2006 ha elevado la relación a un nivel estratégico, implementándose iniciativas a nivel legal, comercial, cooperación del sector privado, etc.

Sin embargo, poco se ha avanzado en la dimensión económica y la cooperación aún muestra pocos signos de actividad. Esto se debe principalmente a una falta de información y conocimiento, estructuras competitivas más que cooperativas, enfoque hacia terceros mercados, falta de condiciones preferenciales para el comercio y las inversiones mutuas.

Para revertir esta situación, Kabbaj considera necesario que se implementen trabajos tanto a nivel regional como en cada uno de los países. En este sentido, el expositor se refirió a su país, Marruecos, el cual tiene un estatus de observador en numerosas organizaciones interamericanas (OEA, SICA, CARICOM, Parlandino). Asimismo, mantiene una activa participación en las cumbres Sudamérica-Países Árabes y Sudamérica-África.

Marruecos puede ser un socio útil para que los países latinoamericanos desarrollen sus relaciones con África, debido a los fuertes lazos entre Marruecos y sus naciones hermanas

Kabbaj señaló que Marruecos puede ser un socio útil para que los países latinoamericanos desarrollen sus relaciones con África, debido a los fuertes lazos entre Marruecos y sus naciones hermanas. El sector privado marroquí es muy activo en muchas partes del continente, donde tiene grandes inversiones en numerosos sectores vitales para la economía africana, como la banca, seguros, comunicaciones y minería. Por otra parte, este país ha desarrollado una gran red de vuelos hacia numerosos países africanos. Adicionalmente, Marruecos ha abierto un centro financiero gratuito en Casablanca, el cual fue ideado para ser un centro de actividad en el continente. Por último, Marruecos ha alcanzado Acuerdos de Libre Comercio con la Unión Europea, los Estados Unidos y numerosos países del Medio Oriente.

Para concluir su exposición, Kabbaj remarcó que África es un continente que se encamina a convertirse en un socio significativo para la economía mundial. No obstante, considera que la comunidad internacional, a pesar de sus propias dificultades, debe continuar apoyando a África y proveyendo asistencia donde aún sea necesario. Frente a este desafío, el analista sugirió que América Latina puede jugar un rol significativo cooperando con el continente africano. Esta cooperación debe ser desarrollada y las iniciativas políticas implementadas, como las cumbres ASA, deben proveer la guía necesaria para tan noble emprendimiento.