Nuevos mecanismos internacionales ante las pandemias

Por Marcelo Valle Fonrouge, 13 de junio de 2020

Distinguir con certeza entre brotes pandémicos ocasionados por un accidente no intencional de aquellos surgidos naturalmente que dan origen a enfermedades infecciosas resulta una tarea a la vez difícil y muchas veces imposible. Hoy la duda se cierne latente ante la comunidad internacional si el origen de la pandemia SARS-CoV-2 (COVID-19) fue natural o causado por la manipulación durante estudios sobre coronavirus en murciélagos, liberado accidentalmente del laboratorio BL4 en Wuhan, China.

Los laboratorios de bioseguridad BL4 detentan el mayor nivel de riesgo reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) dado que realizan investigaciones sobre la genética y el modo en que los agentes patógenos afectan a los seres humanos, y fácilmente pueden devenir en academias para la modificación patogénica o "superalmacenes" de agentes patógenos.

A la luz de la actualidad, cualquiera sea la verdadera razón de esta pandemia, es hora de fortalecer los mecanismos de control internacional, particularmente en los laboratorios de bioseguridad BL4, y en general ante cualquier brote pandémico mundial.

La pandemia ha evidenciado que es insuficiente para concitar confianza internacional y brindar información voluntaria, muchas veces parcial, demorada y débilmente elaborada por autoridades de un determinado gobierno sobre un flagelo de patógenos microscópicos que infectan indiscriminadamente a las personas con efectos disruptivos globales.

Esa confianza internacional requiere de la verificación mediante la supervisión internacional basada en controles técnico-científicos independientes y obligatorios para todos los Estados.

Ante los primeros síntomas de una pandemia, la inspección in situ resultará vital para recabar datos sobre el brote y toda la información relativa al origen natural o accidental de una pandemia y, en su caso, realizar la investigación pos-incidente y recoger las pruebas que sirvan de evidencia a la hora de dirimir responsabilidades ante una Corte legal.

Asimismo, un régimen de visitas regulares y obligatorias, particularmente a los laboratorios de bioseguridad BL4, resolverá las dudas y reducirá los riesgos de que una próxima pandemia pueda llegar a ser causada por patógenos provocados por el hombre.

La eficacia de un mecanismo internacional de tales características deberá apoyarse en medios y en recursos que contemplen los cambios vertiginosos biotecnológicos desarrollados por la nanotecnología, que tiene la potencialidad de incrementar la rapidez de los ensayos de detección a través de nanosensores suficientemente pequeños para permitir pruebas de miles de patógenos diferentes que se almacenan en un microchip. Y el empleo de las Tecnologías de la Información (TICs) ante la potencial vastedad de información generada y requerida en procesos de detección (reconocimiento de la causa de la enfermedad) y de diagnóstico (naturaleza de la enfermedad) de los patógenos, la bioinformática resulta una herramienta de importancia creciente junto con la robótica, que aumenta la rapidez y evita el cruce-contaminación.

Con dichos recursos y las capacidades científico-técnicas internacionales se daría seguimiento a los adelantos e investigaciones científicas y se formularían recomendaciones para la coordinación internacional basada en evidencias científicas frente a un desafío biológico susceptible de poner en vilo la seguridad de la población de los Estados y de la comunidad mundial. Un ejemplo similar en el ámbito de la química lo lleva a cabo el Consejo Científico-Técnico de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

A su vez, se sumarían los Equipos de Respuesta Rápida para la provisión de asistencia médica apropiada e investigación, en caso de ser requerida, ante serios brotes de enfermedades infecciosas. La OMS cuenta con una nómina de expertos que puede poner a disposición de los Estados Miembros que la necesiten, y que le permite mantener la competencia técnica adecuada para dar una respuesta de salud pública ante enfermedades provocadas por agentes biológicos o químicos.

En suma, el fortalecimiento en cuestión comporta la sumatoria de herramientas costosas y la articulación de capacidades internacionales, como lo señaló el ex Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon en 2008 al referirse sobre la Convención para la Prohibición de las Armas Biológicas: "Los gobiernos no pueden por sí solos gestionar todo el espectro de los riesgos biológicos, se necesitan una red de coordinación y cohesión de actividades y recursos, de esta forma se asegura que la ciencia y la tecnología biológica pueda ser desarrollada en forma segura y beneficiosa para todos".