Boletín de Noticias de Análisis Internacional

Semana del 17 de julio al 24 de julio de 2021

 

INDICE

1. ¿Pueden la "Iniciativa de la Franja y la Ruta" y "Build Back Better World" coexistir?

2. China y América Latina frente a las económicas de la pandemia y la variante Delta

3. Desafíos a la política estadounidense: la situación en Cuba

4. El rol de Estados Unidos en la crisis Uyghur

5. Repensando el vínculo entre Estados Unidos y Egipto

6. Renuncia del primer ministro libanés

7. Nueva estrategia de seguridad para Rusia

8. Nord Stream 2: otro triunfo de Angela Merkel

 

 

1. ¿Pueden la "Iniciativa de la Franja y la Ruta" y "Build Back Better World" coexistir?

En los últimos años, China ha concentrado sus esfuerzos de inversión a través de la "Iniciativa de la Franja y la Ruta'' –o BRI, por sus siglas en inglés– (Zainab Usman, Carnegie). Sin embargo, este año, el G7 presentó la iniciativa "Build Back Better World" –B3W–, que puede pensarse como una alternativa al proyecto asiático. Al respecto, Connor Savoy (Carnegie) asegura que el cálculo no es tan simple, ya que existen múltiples y significativas diferencias entre ambos proyectos. Por un lado, para B3W la coordinación entre los integrantes del G7 es fundamental, pero es, al mismo tiempo, su principal desafío. Por el contrario, China no tiene este problema, ya que la BRI se presenta como un paraguas en donde todo está regulado por un mismo ente. Yuen Yuen Ang (Carnegie) agrega que en la BRI existe una gran brecha entre las ambiciones y las implementaciones del proyecto. En este sentido, Beijing no da especificaciones para la implementación de las políticas que promueve, dejando mucho margen de decisión a los inversores. En el caso de B3W, aún no existen planes o estrategias concretas, pero Yuen Yuen Ang asegura que serán más transparentes y no dejarán vacíos de implementación. Por su parte, Gregory W. Meeks (Foreign Policy) plantea que las alternativas no deben verse como opuestas. En cambio, aconseja a los gobiernos de bajos y medianos recursos evaluar ambas iniciativas y adoptarlas de forma combinada. Sugiere que aquellas inversiones que requieran grandes fondos y rapidez serán mejor canalizadas por la BRI, mientras que el G7 responderá mejor a aquellas que requieran transparencia, equidad y sustentabilidad.

 

2. China y América Latina frente a las económicas de la pandemia y la variante Delta

Saikat Chatterjee y Ritvik Carvalho (Reuters) aseguran que datos tanto de los Estados Unidos como de China indican que la nueva variante Delta del coronavirus ha puesto en vilo la estabilidad de los mercados de valores. El crecimiento económico en estos dos países representa más de un 50 % del total mundial y una caída en estos mercados se traduciría en una gran contracción económica, afectando la recuperación global. Carl Bildt (Project Syndicate) sostiene que esta recuperación dependerá del acceso igualitario a vacunas e insumos sanitarios. Según Bildt, a pesar de algunas mejoras en los mercados, la situación sanitaria es aún altamente desigualitaria e incierta, lo cual pone en cuestionamiento la potencial salida de esta crisis. Una de las regiones que más sufre los efectos de la pandemia es América Latina. Ana Palacios explica que los países de toda la región enfrentan desde hace tiempo estancamiento económico y,  en algunos casos, también disturbios sociopolíticos. Estos retos han puesto de manifiesto el impacto de la crisis sanitaria en una región con potencial de crecimiento (Project Syndicate). Entre tanta incertidumbre sociopolítica y económica, Palacios sostiene que América Latina puede ser una gran oportunidad para la inversión económica y comercial, y China está a la cabeza de este proceso. Pepe Zhang afirma que la influencia de China en América Latina no hará más que crecer. De hecho, para 2035 el comercio chino en la región debería alcanzar los 700.000 millones, una cifra excepcional si se compara con los 315.000 millones de 2020 (World Economic Forum). Además, Zhang argumenta que la pandemia ha interrumpido las cadenas de suministro mundiales y ha impactado fuertemente en el comercio interlatinoamericano. En este contexto, el autor sostiene que China desempeñará un papel importante en la futura producción económica de América Latina.

 

3. Desafíos a la política estadounidense: la situación en Cuba

Elise Labott (Foreign Policy) señala que, cuando era candidato a la presidencia, Joe Biden se comprometió a revertir las duras políticas y sanciones de Donald Trump. Pero medio año después se observa una continuidad entre los dos. La autora argumenta que a pesar de que el apoyo de Estados Unidos hacia los manifestantes encaja muy bien con la agenda democrática de Biden, cuanto más se exprese, mayor será el costo de la inacción.

Por su parte, Paul R. Pillar (National Interest) explica que cuanto más se identifica Estados Unidos con ellos, mayor es el riesgo de que sean percibidos como una herramienta de influencia extranjera, y el gobierno cubano ya ha atribuido injerencia estadounidense a las protestas. Según el autor, es necesario considerar la moralidad de imponer penurias a personas que no son responsables de las acciones del gobierno, así como también la posibilidad de que esas personas culpen parcialmente a Estados Unidos por esas dificultades. A su vez, afirma que no hay indicios de un cambio de régimen en Cuba, y cree que ese pedido debe ser cauteloso, ya que tal cambio no necesariamente sería positivo.

Por otra parte, Labott considera que la administración también debe ser consciente del clima en América Latina, ya que la política de Estados Unidos en Cuba está entrelazada con sus políticas hacia Venezuela, Perú y Nicaragua. Si el gobierno cayera, las instituciones no serían fuertes, y China y Rusia ya tienen visibilidad en la isla, por lo cual Estados Unidos debe entrar rápido en juego si desea ganar credibilidad para influir en el futuro. Para esto, Labott explica que además de las libertades democráticas, hoy el foco está en la pobreza y la falta de alimentos, y señala que abordar las dificultades humanitarias y apoyar el deseo de libertad no son opciones excluyentes.

 

4. El rol de Estados Unidos en la crisis Uyghur

La administración Biden ha declarado oficialmente que las acciones del gobierno chino respecto a los Uyghurs en la región de Xinjiang equivalen a genocidio. Demócratas y republicanos en ambas cámaras del Congreso han respaldado esta conclusión, al igual que lo había hecho la administración Trump (Nury Turkel, Foreign Affairs). Como parte de la Convención para la Prevención y la Sanción del Genocidio, Estados Unidos ahora tiene la obligación legal de poner fin a esta situación. Biden, hasta ahora, movilizó a sus aliados para imponer sanciones específicas conjuntas a los perpetradores en marzo, luego de asegurar un compromiso sin precedentes del G7 para abordar los casos de trabajo forzoso de la población Uyghur. El portal de noticias The Guardian agrega que la Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uyghur ayuda a prohibir ciertos productos chinos en virtud de la Ley de Tarifas, a menos que las autoridades estadounidenses certifiquen lo contrario. Estados Unidos ya ha prohibido la importación de algodón, tomates y otros productos procedentes de Xinjiang, y ha sancionado a los funcionarios chinos que supervisan la región junto con la Unión Europea, el Reino Unido y Canadá (Bloomberg). La semana pasada, Estados Unidos agregó 34 entidades a su lista negra económica, incluidas 14 empresas chinas que estarían involucradas en abusos de derechos humanos en Xinjiang. China lo niega, y argumenta que sus políticas están sacando a la región de la pobreza, impulsando la economía y contrarrestando el extremismo. Ha castigado a Estados Unidos y sus aliados con sanciones, lo que ha tensado sus relaciones con varios países. Sean Mantessero (ABC News) advierte que China quiere reescribir los protocolos de Naciones Unidas de manera que no solo protejan a Beijing de las críticas a las violaciones contra los derechos humanos, sino a todos los gobiernos que se nieguen al escrutinio internacional. El autor asegura que, hasta ahora, China ha logrado bloquear cualquier examinación seria de lo que está sucediendo dentro del país y mientras esto continúe, la situación solo puede empeorar.

 

5. Repensando el vínculo entre Estados Unidos y Egipto

Desde su asunción, Joe Biden prometió reexaminar las relaciones de su país con gobiernos autoritarios. Sin embargo, Charles Dunne, exdiplomático norteamericano en El Cairo, señala que cuando se trata de Egipto, Estados Unidos ha opuesto durante años la menor resistencia posible, y continúa haciéndolo todavía hoy (Foreign Policy). El autor afirma que Estados Unidos no está dispuesto a tomar medidas para enfrentar los abusos a los derechos humanos del gobierno egipcio, que aumentaron aún más luego del golpe de 2013 que llevó a Abdelfatah El-Sisi al poder. Dunne afirma que motivos como el papel de Egipto en la intermediación de acuerdos de paz en la región y su cooperación en la lucha contra el terorrismo siempre han superado cualquier preocupación sobre la naturaleza autoritaria del gobierno. Sostiene, de todas maneras, que los abusos, agravados por la mala gestión económica, han acelerado la inestabilidad nacional. Por su parte, Sarah Leah Witson afirma que Estados Unidos debe imponer una medida clara y consistente: terminar por completo la ayuda masiva que ofrece en materia militar y económica al régimen de Sisi (Foreign Affairs). Witson asegura que poner fin a la ayuda militar y económica no significa cortar relaciones diplomáticas con Egipto. Por el contrario, no existen razones por las cuales no puedan continuar buscando compromisos mutuamente beneficiosos. En este sentido, también Dunne concluye que Washington no debe ignorar la cuestión de los derechos humanos en el país, sino que debe tomarse el tema lo suficientemente en serio como para presionar a Egipto por mejoras reales.

 

6. Renuncia del primer ministro libanés

Según Anchal Vohra (Foreign Policy), El Líbano, que antes era un oasis de paz y estabilidad en Medio Oriente, se está convirtiendo ahora en un Estado fallido. La última prueba llegó el jueves, cuando el Primer Ministro designado, Saad Hariri, dejó su cargo sorpresivamente. La renuncia dificulta aún más la imposibilidad de llegar a un acuerdo entre Hariri y el presidente Michel Aoun para establecer un nuevo gobierno. Casi un año después de que el anterior gobierno dimitiera tras la devastadora explosión del puerto de Beirut, el país, sumido en una crisis financiera y económica, vuelve a estar en el punto de partida. De acuerdo a la Constitución libanesa, ahora el presidente debe llamar a consultas a los diputados y elegir a otro primer ministro. Encabezados por Francia, varios países han instado a Beirut a que cumplan con esta tarea (Financial Times). Funcionarios de la Unión Europea han sugerido incluso el uso de sanciones para empujar a los líderes libaneses a dejar de lado sus diferencias. Los funcionarios nacionales y extranjeros reconocen la profundidad de la crisis, pero la comunidad internacional ha hecho de la formación de un gobierno un requisito previo para proporcionar apoyo para apuntalar la nación, cuyo colapso ha sido causado por décadas de mala gestión y corrupción exacerbadas por la pandemia. A pesar de la urgente necesidad de una administración que pueda impulsar las reformas y negociar el apoyo del FMI, la presión internacional y la amenaza de sanciones, estos autores afirman que es improbable que se forme un gobierno antes de las elecciones parlamentarias del próximo año.

 

7. Nueva estrategia de seguridad para Rusia

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional presentada por Rusia revela la visión integral del Kremlin sobre seguridad nacional, que abarca no solo temas de defensa, sino también de economía, comercio, ciencia y tecnología, medio ambiente, bienestar público y cultura (Ian Hill, The Interpreter). Hill señala que Rusia busca describir un mundo en transformación, con creciente inestabilidad geopolítica e instituciones multilaterales debilitadas. Culpa a Estados Unidos por estas tensiones y lo acusa de intentar preservar su hegemonía en medio de los cambiantes equilibrios de poder globales y el debilitamiento del modelo liberal occidental. Al respecto, Liana Fix (Carnegie Moscow Center) intuye un cambio en la dinámica de las relaciones Rusia-Estados Unidos. La cumbre de Biden y Putin ha despertado esperanzas de un nuevo status quo marcado por la prevención de una mayor desestabilización. Sin embargo, este impulso será corto si no es respaldado por la coordinación entre Estados Unidos y Europa, y por un mayor compromiso de parte de Moscú. Otros autores, como Julian Cooper (NDC NATO) cuestionan el objetivo de la Nueva Estrategia rusa, y la interpretan como una especie de manifiesto. El autor señala que en la medida en que se considere como una estrategia, hay cuestiones importantes para analizar, como por ejemplo, su implementación: no existen mecanismos para ello, aparte de un informe anual al presidente por parte del Consejo de Seguridad. Esta debilidad ha sido destacada muchas veces, pero no se ha tomado ninguna acción para abordarla. Por lo tanto, a pesar de que se haya actualizado la Estrategia de Seguridad Nacional, Cooper advierte que puede resultar un ejercicio con un impacto limitado en las políticas y acciones reales de Rusia.

 

8. Nord Stream 2: otro triunfo de Angela Merkel

Estados Unidos renunció oficialmente a su oposición contra el oleoducto Nord Stream 2, luego de varios años de resistencia. El gasoducto comenzará a exportar gas ruso a Europa este año; de acuerdo a Christiane Hoffmann (Der Spiegel), un triunfo más dentro del último término de la canciller alemana, Angela Merkel. La autora expresa que la líder alemana se ha enfrentado a una gran oposición durante este tiempo, intentando demostrar que el proyecto no solo es económico sino también político porque las exportaciones de gas producirían una dependencia mutua entre Europa y Rusia, lo cual permitirá tener un mayor control sobre las ambiciones rusas en el territorio más allá de las sanciones que pueden imponerle. Por otro lado, Hoffman también señala que este triunfal acercamiento demostró tanto la importancia que tiene Estados Unidos como socio para Alemania, siendo que se comprometió a financiar las transformaciones energéticas en Ucrania a fin de compensar su apoyo, como el interés de Biden de cerrar sus aliados occidentales contra China, ya que a pesar de haber podido tomar otras tácticas, como esperar a las elecciones alemanas y continuar con su oposición, decidió evitar un enfrentamiento económico y mantener el apoyo europeo.

 

Edición: Analía Amarelle, Carla Gebetsberger y Lucas Mertehikian.

Equipo de Redacción: Lucía Cobián, Julieta Larruy, Candela Leguizamón, Zach Saderup, Martina Schmitt.

 

 

Si desea dejar de recibir nuestros mensajes, ingrese su dirección de correo y luego presione el botón para desuscribirse: